Las extraescolares son una buena manera de complementar el currículo escolar y el niño disfruta. Pero en otras no se adapta, quiere dejarlo o no quiere ir ¿Hay que obligarlos?
La mejor manera de enseñar es dando ejemplo. Si queremos enseñar la importancia de valores como la responsabilidad y la constancia, lo correcto sería explicar a nuestros hijos que se han comprometido a realizar una actividad y deberán finalizarla, dándoles la oportunidad de cambiar de actividad al curso siguiente”, recalca Alexandra Sierra, psicóloga infantojuvenil de ISEP Clínic. “En el caso de que cedamos ante el deseo del niño de interrumpir la actividad a mitad del curso escolar, le estamos dando una autoridad para decidir por él mismo en un ámbito que no le corresponde, ya que una cosa es que él tenga opinión a la hora de escoger la actividad y otra es que decida sobre su interrupción. En este caso el niño puede extrapolar esa autoridad a otros ámbitos de decisión, lo que podría ocasionar confusiones en el rol de autoridad”, explica la experta.
Para Carlos Fernández, profesor y director de AEM (Actividades Extraescolares Madrid), si un niño se niega a seguir con una extraescolar o no quiere comenzar ninguna, “habría que estudiar la individualidad de ese niño. Puede haber escolares que no necesiten realizar ninguna, pues siempre se trata de actividades complementarias a su ritmo de vida. No tiene sentido que si el niño va a un colegio bilingüe se le apunte a ese mismo idioma al salir de clase o que si va bien en las notas acuda a refuerzo de algunas asignaturas”.
Es importante que el niño pruebe distintas posibilidades antes de comprometerse con una actividad. A pesar de ello, en los deportes es muy habitual que comiencen una disciplina y la abandonen pasados unos meses, bien porque acuden obligados por sus padres, porque ninguno de sus amigos está apuntado, porque no han encajado o por cansancio tras la jornada escolar.
“Por eso, primero es importante escucharle, atender a sus razones. Si se trata de una actividad que se le impuso desde un principio, la responsabilidad recae sobre los padres. Si se trata de un capricho, será bueno conversar con él sobre su sentido de la responsabilidad y la constancia. La clave está en ver cómo sale el niño al finalizar dicha actividad, ya que es usual que antes de empezar, y tras la jornada escolar, los niños muestren signos de pereza, pero al finalizar, por lo general, lo han pasado bien y salen satisfechos”, detalla la psicóloga Alexandra Sierra.
¿Quién elige?
“Los gustos del niño deben respetarse dentro de las posibilidades familiares”, explica Carlos Fernández. “Nunca hay que llevarlo forzado, porque no pondrá atención, irá enfadado y no aprovechará la clase”, detalla. De hecho, según su experiencia, a partir de Primaria son los propios escolares los que eligen a qué actividades quieren apuntarse. La psicóloga Alexandra Sierra señala: “Hay que tener en cuenta su opinión, aunque, por supuesto, la decisión última es de los padres”. Lo ideal es que si el niño realiza una actividad más lúdica o deportiva sea él quien elija. En el caso de las actividades intelectuales, serían los padres los que deberían decidir en función de las habilidades que deben potenciarse o reforzarse.
FUENTE: Revista digital Padres y Colegios
http://padresycolegios.com/mi-hijo-no-quiere-hacer-ninguna-extraescolar/